Litre

Hongos de otoño

Estas últimas semanas, jugando todos los días en el jardín hemos visto más de 6 especies diferentes de “bumbus” (como los llama Silvestre de 1 año y medio). Y creo que nunca los había encontrado tan maravillosos como vistos a través de sus ojos y con su asombro.

Con las menores temperaturas del otoño, aparecen los cuerpos fructíferos de los hongos o callampas, que surgen desde el suelo, hojarasca o sobre maderas muertas. Lo que no vemos son los cuerpos vegetativos de los hongos, los micelios, complejos entramados de hifas, que no son otra cosa que filamentos celulares que se extienden a través del suelo, como una verdadera trama.

Los hongos son fundamentales en los procesos de formación del suelo y en el flujo de nutrientes, también proveen a las plantas de elementos inorgánicos que son incapaces de sintetizar por sí mismas… en fin, estos misteriosos organismos, que no son ni plantas ni animales si no que tienen su propio reino, con sus variadas formas, tamaños y colores, son esenciales para mantener la vida en jardines, bosques y matorrales nativos.

El jardín de Lucanda

Tengo una hija de 3 meses. Me quedé embarazada estando en California, pero fui a tenerla a Chile. Hace poco nos habíamos cambiado de casa, a un departamento con un jardín abandonado del cual me tenía que hacer cargo. Tuve que viajar a Chile a los 7 meses de embarazo y no volveríamos hasta que nuestra hija tuviera unos 2 meses de edad, así que sería harto el tiempo que estaría fuera. Era otoño, pasaría casi todo el invierno afuera, y llegaría entrando la primavera.

Decidí entonces realizar algunas labores para mejorar el suelo durante mi ausencia.

Antes de partir, el jardín era un tierral con algunos árboles y muchas hojas caídas en en el sendero de hormigón. La primera tarea entonces, fue juntar toda la materia orgánica disponible en jardín para usarla luego como capa vegetal para cubrir la tierra. Barrí y junté todas las hojas caídas, podé los árboles sacando todo lo seco y lo junté con el lote de hojarasca, picando todas las ramas grandes. Y finalmente saqué algunas malezas que habían y una vez secas, las junté también con el resto.

La segunda tarea fue sembrar con abono verde, es decir, con plantas de la familia botánica de las leguminosas, que con ayuda de unas bacterias que habitan sus raíces, son capaces de atrapar el nitrógeno de la atmósfera e incorporarlo a la vida del suelo tras su descomposición. Este tipo de cultivos nutre el suelo y lo prepara para futuras siembras. Encargué una mezcla de semillas que tenía habas, alfalfa, lupinos, trébol, y otras hierbas leguminosas y con éstas sembré la mitad del jardín.

La otra mitad la destiné para la tercera tarea, que fue hacer “sheet mulching”, o sea, un mantillo con láminas de cartón sobre el suelo. Y esto lo cubrí con la hojarasca que tenía preparada. Este mantillo sirve para mejorar la tierra al descomponerse el cartón e impide que crezcan las malezas al estar todo el suelo cubierto.

Con todo esto preparado, encargué a los vecinos regar el jardín regularmente hasta que llegara el invierno y se pudiera regar sólo con las lluvias.

Y partí.

Cuando volví 4 meses y medio después, me encontré con que todo se había cubierto de verde. Pero ni gracias a mis semillas ni gracias a los cartones. Las lluvias excesivas y el buen clima de San Francisco, hicieron que se llenara de oxalis, una planta que crece muy rápido y que le gusta la humedad. Y lo acaparó todo. Los cartones se deshicieron gracias a la humedad y cada pedacito con tierra encontrado, fue tapizado de verde. Mis semillas fueron consumidas también por esta planta, emergiendo solamente las habas. Todo el resto se perdió.

En fin, lo que yo quería era crear una capa vegetal en ese tierral que antes había. No estoy segura de cuáles fueron las fuerzas que actuaron para que eso sucediera, pero la cosa es que sucedió. El oxalis en lindo y si necesito sacarlo, es fácil de arrancar. Es una planta amiga. Bienvenida sea y bienvenido el verde en el jardín. Lucanda, mi hija, es feliz.

….y llego la primavera y los bulbos florecieron!

El 5 de julio publicamos un post sobre unos pequeños bulbos de Leucocoryne sp. que plantamos en el balcón de mi casa en Concón y en un jardín en Chicureo. Después de unas semanas de haberlos plantado, brotaron sus largas y delgadas hojas y esta semana abrieron las primeras flores. También en los cerros y orillas de los caminos pueden verse manchones blancos y morados de estas flores.

El género Leucocoryne pertenece a la familia Alliaceae (igual que la cebolla) y es endémico de Chile (no se existen plantas parecidas en ninguna otra parte del mundo). Se le conoce comúnmente en Chile con el nombre de “huilli” e internacionalmente como “glory of the sun”. Existen 12 especies distintas de Leucocoryne de variadas formas y colores (http://www.chlorischile.cl/Monocotiledoneas/leucocoryne.htm).

Los bulbos fueron un regalo del profesor Levi Manzur P. Universidad Católica de Valparaíso donde hace muchos años se viene realizando investigación sobre el cultivo de estas especies para su uso tanto en jardinería y paisajismo como para flor de corte. Desde el siglo XIX ha sido cultivado en Jardines Europeos, por semillas o bulbos llevados desde nuestro país, pero en nuestro país su cultivo y uso en jardines está en sus inicios…pero esperamos que aumente y aumente…

 

 

Litre



Cuando la Caro me invitó a escribir un artículo en el blog de Litre, lo primero que se me vino a la cabeza fue simplemente el litre, un árbol muy especial, penosamente más conocido por un aspecto negativo que positivo: Si lo tocamos, puede producir una alergia bastante fuerte que irrita la piel. Por eso, el litre fue el primer árbol que aprendí a reconocer cuando era chica e iba al cerro. Se dice que si lo saludamos no nos dará esta alergia, y desde entonces cada vez que veo uno le digo: “Buenos días señor litre”. No sé si será verdad, pero ya me acostumbré a saludarlo así y con él aprendí a saludar al quillay, al peumo, al espino y a todos los que lo acompañan. Así, cuando voy al cerro nunca me siento sola.

Pero hay otro aspecto que ha hecho conocido al litre: La famosa tierra de hoja de litre. Si le preguntas a cualquier persona qué tierra se puede usar para sembrar y plantar, te va a responder: ‘’tierra  de hoja’’. Esta se puede comprar en todas partes: jardines, tiendas de hogar, viveros e incluso supermercados. Todos compran y usan esta tierra, pero pocos saben o se preguntan qué es y de dónde viene realmente.

 

La tierra de hoja es la capa más superficial del suelo en donde se acumulan los restos de materia orgánica del bosque como hojas secas, ramas y palitos, frutos, semillas y flores. También incluye excrementos de animales, insectos secos, huesitos, nidos viejos, plumas, restos de musgos, raíces, hierbas, corteza, entre otras cosas.  Al descomponerse todos estos materiales, se transforman en una rica tierra negra, que mezclada con el resto de los materiales aún no descompuestos, forman una capa blanda y esponjosa parecida a un colchón, que funciona como la piel protectora del suelo.

Las semillas de las plantas del bosque encuentran en este colchón el lugar ideal para crecer y desarrollarse. También sirve de hogar para pequeños insectos y animales, protege al suelo de temperaturas extremas, absorbe y mantiene la humedad, evita la erosión del suelo disminuyendo el impacto de la lluvia, el viento y los rayos del sol. Si la observamos con más calma y detención, podremos darnos cuenta de que es más que un conjunto de materiales distintos. Podemos notar que en ella hay vida y mucha actividad, y que cada integrante es esencial para que la tierra cumpla sus funciones.

 

La mayoría de la tierra de hoja que se vende en Chile es sacada del suelo de bosques nativos de la precordillera. Para lograr este proceso, se extrae la tierra blanda y la materia orgánica del bosque y el suelo queda sin su protección; las semillas no tienen donde desarrollarse, los insectos donde vivir y esconderse, los pajaritos donde buscar comida y materiales para sus nidos. En invierno, la lluvia cae y el agua corre por encima del suelo sin que exista nada que la retenga. Así, la fuerza de las gotas rompe el suelo y este no es capaz de absorber agua para los árboles. Eso no es todo, durante el verano el sol seca la tierra tan rápidamente que los árboles se quedan sin reservas para aguantar el calor. Así, poco a poco se enferma un ecosistema completo.

Quizá nosotros no vemos estos cambios de manera tan drástica, pero esto pasa porque la naturaleza tiene otros tiempos, distintos a los nuestros. Si bien estos tiempos son más difíciles de percibir, esto no evita que la naturaleza esté en constante movimiento y que los bosques nativos se encuentren amenazados en este preciso momento.

Hoy en día, hay muy pocos lugares en los que se fiscaliza la extracción de tierra de hoja de los bosques nativos. Pocos saben el daño que su extracción causa y por esta razón, la gente sigue comprándola.

Por todo lo anterior, no debemos usar tierra de hoja de bosques nativos. No robemos a la naturaleza, en vez de esto, imitémosla. Hagamos nuestra propia tierra de hojas, compost o incluso humus. De esta forma, estaremos haciendo jardines o huertos sin dañar ecosistemas que han existido desde antes que naciéramos.

Muchos te lo agradecerán.

 

 

…y llegó el invierno y se nos quedó algo pendiente

No es raro que el último tiempo todo lo haga atrasada y llegue atrasada a todas partes. Priorizando los niños, ellos y las estaciones marcan el paso (por eso la foto anterior) y queda poco tiempo para todo lo demás. Una de las cosas que hay que hacer en el otoño y que hicimos empezando el invierno es plantar bulbos. Estos son bulbos de huille o Leucocoryne sp. Espero en la primavera poder subir una fotos con la plantas y flores.

 

Y llegó el invierno…

El litre y su hermano mellizo

Qué increíble sorpresa encontrarme con que al otro lado del mundo hay una planta llamada poison oak, que causa la misma alergia que el litre y darme cuenta además que es de la misma familia, Anacardaceae!

El litre y su hermano mellizo

 

Semillas

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A plantar árboles

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Los bichos son mensajeros

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