El jardín de Lucanda

by caro

Tengo una hija de 3 meses. Me quedé embarazada estando en California, pero fui a tenerla a Chile. Hace poco nos habíamos cambiado de casa, a un departamento con un jardín abandonado del cual me tenía que hacer cargo. Tuve que viajar a Chile a los 7 meses de embarazo y no volveríamos hasta que nuestra hija tuviera unos 2 meses de edad, así que sería harto el tiempo que estaría fuera. Era otoño, pasaría casi todo el invierno afuera, y llegaría entrando la primavera.

Decidí entonces realizar algunas labores para mejorar el suelo durante mi ausencia.

Antes de partir, el jardín era un tierral con algunos árboles y muchas hojas caídas en en el sendero de hormigón. La primera tarea entonces, fue juntar toda la materia orgánica disponible en jardín para usarla luego como capa vegetal para cubrir la tierra. Barrí y junté todas las hojas caídas, podé los árboles sacando todo lo seco y lo junté con el lote de hojarasca, picando todas las ramas grandes. Y finalmente saqué algunas malezas que habían y una vez secas, las junté también con el resto.

La segunda tarea fue sembrar con abono verde, es decir, con plantas de la familia botánica de las leguminosas, que con ayuda de unas bacterias que habitan sus raíces, son capaces de atrapar el nitrógeno de la atmósfera e incorporarlo a la vida del suelo tras su descomposición. Este tipo de cultivos nutre el suelo y lo prepara para futuras siembras. Encargué una mezcla de semillas que tenía habas, alfalfa, lupinos, trébol, y otras hierbas leguminosas y con éstas sembré la mitad del jardín.

La otra mitad la destiné para la tercera tarea, que fue hacer “sheet mulching”, o sea, un mantillo con láminas de cartón sobre el suelo. Y esto lo cubrí con la hojarasca que tenía preparada. Este mantillo sirve para mejorar la tierra al descomponerse el cartón e impide que crezcan las malezas al estar todo el suelo cubierto.

Con todo esto preparado, encargué a los vecinos regar el jardín regularmente hasta que llegara el invierno y se pudiera regar sólo con las lluvias.

Y partí.

Cuando volví 4 meses y medio después, me encontré con que todo se había cubierto de verde. Pero ni gracias a mis semillas ni gracias a los cartones. Las lluvias excesivas y el buen clima de San Francisco, hicieron que se llenara de oxalis, una planta que crece muy rápido y que le gusta la humedad. Y lo acaparó todo. Los cartones se deshicieron gracias a la humedad y cada pedacito con tierra encontrado, fue tapizado de verde. Mis semillas fueron consumidas también por esta planta, emergiendo solamente las habas. Todo el resto se perdió.

En fin, lo que yo quería era crear una capa vegetal en ese tierral que antes había. No estoy segura de cuáles fueron las fuerzas que actuaron para que eso sucediera, pero la cosa es que sucedió. El oxalis en lindo y si necesito sacarlo, es fácil de arrancar. Es una planta amiga. Bienvenida sea y bienvenido el verde en el jardín. Lucanda, mi hija, es feliz.