Me pegué el litre!!

by caro

He estado viviendo las últimas semanas una experiencia casi religiosa. Debo confesar que el haberle puesto Litre a esta empresa, son pocos los que lo pueden comprender, sobretodo porque a mi desde chica que siempre me da litre, esa terrible afección alérgica a la piel que da por no saludarlo (y por saludarlo también). Durante mis años de universidad viví con litre porque siempre andaba en terreno. Era parte de mí y hasta un par de veces me dio de manera violenta en la cara. Hace años eso si que no me daba litre. ¿Será porque ya no subo tanto a los cerros? No se, pero yo creí que ya lo tenía superado.

El fin de semana pasado estuve en el PN La Campana, en las Palmas de Ocoa, sector del parque que está lleno de litres. Fui con mis alumnos del Idma, y con dedicación les fui explicando cómo poder reconocerlo y diferenciarlo entre el resto de los árboles del bosque esclerófilo. No lo toqué nunca, traté de mantenerme lejos, y siempre que pasé a su lado lo saludé.

Fue inevitable, el lunes empecé con las típicas ronchas en la piel, en nariz, en el cuello, en la frente, y luego en la guata y en las piernas. No lo entiendo, estuve siempre cubierta de ropa. Me duele y me pica y si me rasco se agranda y se sigue dispersando, es terrible. He sentido rabia y desesperación. Me he despertado por las noches rascándome inconscientemente y agrandando las heridas; ahora me lleno de parches en la guata para evitarlo.

No es divertido lo que digo. Lo que si es divertido es estar desahogándome en el blog de Litre. Y la experiencia casi religiosa es justamente esa, que una planta sea capaz de llevarme y arrastrarme por tantos sentimientos contradictorios, intensos y emotivos, que me han hecho hasta llorar.

Y no hay mucha cura, la verdad. Tal vez un poco de corticoide, antihistamínico o pomada de caléndula o palqui. Pero en realidad la verdadera cura esté en la tolerancia. Una vez alguien me dijo que las alergias no son más que la intolerancia que se ve reflejada.. y en realidad, he andado tan intolerante que la naturaleza está hablando por mi.

Ajo y agua, como dice mi hermano, finalmente es lo único que queda por hacer: ¡a joderse y aguantarse!

Hasta la próxima.